Succar Kuri, el pederasta detenido en Estados Unidos, inició sus negocios en Acapulco


David Espino
Jean Thouma Hanna Succar Kuri, el prominente empresario hotelero de Cancún detenido en Arizona y sujeto a proceso de extradición a México, donde enfrenta cargos desde el 2004 por encabezar una red de prostitución y pornografía infantil, tuvo sus orígenes empresariales en Acapulco.
Succar es, además, el personaje central del libro Los demonios del edén. El poder que protege a la pornografía infantil, de la periodista Lydia Cacho, cuya edición tiene a la autora en un proceso judicial por el delito de difamación interpuesto por otro empresario –éste de la industria textil–, Camel Nacif Borge, también conocido como El rey de la mezclilla, y compadre (según el mismo texto) de Succar Kuri.
El proceso contra Cacho
Lydia Cacho Ribeiro, periodista nacida en el Distrito Federal pero ciudadanizada quintarroense, publicó el libro Los demonios del Edén, en 2005 y ha vendido más de 10 mil ejemplares, aunque la edición que la llevó al éxito editorial le valió la demanda penal que la mantuvo detenida por casi 30 horas en una cárcel de Puebla, luego de haber sido detenida en Cancún, a las puertas del Centro Integral de Apoyo para las Mujeres que ella fundó hace tres años.
En su traslado a aquél estado, en un viaje de mil 500 kilómetros por carretera, los agentes judiciales “me hicieron sentir que el secuestro podría terminar en algo peor. Trato hostil, groserías. Entre ellos comenzaron a conversar las ocasiones en que habían muerto otros prisioneros. (...) Me aseguraron que querían pasar a ver el mar en la noche; me preguntaron si sabía nadar, y uno de ellos habló sobre ‘la gente que se ahoga’. Me preguntaron por mi libro ‘sobre un pederasta’ y hablaron sobre como en las cárceles se viola a los que se meten ‘en eso’”.
Lo anterior, pese a que la Procuraduría de Quintana Roo, había dictaminado que la periodista estaba incapacitada para viajar, pues días antes había estado internada por sufrir neumonía. Cacho Ribeiro enfrenta hoy el juicio en libertad, luego de haber pagado una fianza de 106 mil pesos.
Los inicios de Succar en Acapulco
Cacho no deja espacio para la duda. Citando fuentes diversas, Los demonios del Edén en su primer capítulo, cuenta a detalle en qué condiciones llegó Succar Kuri a México y con quiénes se refugió en sus años de ilegal en nuestro país. Anota que Succar llegó a León, Guanajuato a casa de unos parientes e inmediatamente se puso a trabajar en la empresa familiar.
“Cuentan sus allegados que un buen día Jean (Succar Kuri) se presentó ante su tío y, con grosería, le dijo que no soportaría que lo tuviera trabajando como “gato” de la familia. El tío, un hombre honesto y de trabajo, le pidió que se fuera de la empresa. Aseguran las fuentes que, de alguna manera que no pueden precisar, Jean extorsionó a sus tíos, de quienes obtuvo el equivalente a veinte mil dólares actuales. Con ese dinero se trasladaría a Guerrero, al polo turístico más importante en aquellos años: Acapulco”.
Aún como ilegal en el país, Succar llegó al puerto con el deseo de comenzar una nueva vida. “Su meta era hacerse millonario”. Así empezó su peregrinar por el mundo de los negocios; camino en el cual enfrentó varias veces a las autoridades migratorias de México.
Cacho registra en su libro el momento en que Succar Kuri conoció a Camel Nacif, personaje central de sus negocios en Acapulco. Anota que a mediados de junio de 1975 Succar “fue detenido y llevado a las oficinas de Migración en el aeropuerto del Distrito Federal. Mientras se tomaba su declaración, con fines de deportarlo a Líbano, por carecer de permiso para permanecer y trabajar en México, se presentó en las oficinas otro libanés llamado Camel Nacif. Este último era bien conocido por los agentes de Migración, pues uno de sus negocios era la importación de productos a México y tenía buenas influencias en aduanas y migración. (...) Camel miró a Succar y le preguntó de dónde era; charlaron un momento y Nacif les dijo: ‘Suelten al paisano, yo me encargo de arreglarle los papeles’”.
“A partir de ese día –continúa el texto–, Jean Succar se convirtió en entenado de su compatriota, quien ya desde los años setenta formaba parte de la industria textil como fabricante e importador de pantalones de mezclilla. Amigos cercanos a ambos aseguran que se llaman compadres y que Jean ha sido en múltiples ocasiones socio de Nacif. Su sociedad –asegura un ex administrador de Succar– consistía en que Nacif ponía el dinero y Succar el nombre. (...) Fue precisamente su protector Camel Nacif quien recomendó a Succar que hiciera negocios en Acapulco”.
El primer negocio de Succar en Guerrero fue una pequeña fuente de sodas en el supermercado Comercial Mexicana de Acapulco; de allí logró que se abrieran más fuentes de sodas en varios comercios similares y conformó un negocio medianamente lucrativo”, precisa Cacho Ribeiro.
Pero en Acapulco Succar no sólo empezó a hacerse de dinero, sino que también fue el lugar donde conoció a la que hoy es su esposa: Gloria Pita Rodríguez, con quien antes de casarse en el puerto en 1983, vivieron 16 años juntos.
También en Acapulco –según las páginas de Los demonios del Edén–, Succar se dio a conocer como un hombre de negocios. “Sus amigos le decían ‘Johny’, en lugar de Jean, y se dedicaba fundamentalmente a presentar personas para que cerraran tratos”.
“Entre las amistades que Succar entabló en Acapulco, gracias a las recomendaciones de Camel Nacif, se encuentra Joe Rank, el dueño del emporio de ropa Aca Joe. Un testigo presencial asegura que durante una comida en una de las cantinas de moda del puerto, Joe le dijo a Succar que daría lo que fuera por meter su línea de ropa en tiendas del aeropuerto de la Ciudad de México”.
“Tres días más tarde Johny le preguntó a Rank:
–¿Dijiste que lo que sea? Dame dos millones de dólares y yo posicionaré tus tiendas en los mejores lugares del aeropuerto; te voy a lanzar a la fama internacional”.
“Un mes más tarde Joe Rank le dio parte del dinero a Succar y éste voló a la Ciudad de México. Llevaba consigo un portafolio de cuero tipo bolsa, donde cargaba cientos de billetes en efectivo”.
A partir del incidente (Succar) adquirió fama en Acapulco de ser un dealer, es decir, un negociador para terceros. Sin embargo, no todo fue bien en el puerto y luego de unos malos negocios y riñas Succar Kuri decidió trasladarse a buscar fortuna en Cancún.
En sus negocios futuros, Succar narraría que había hecho su fortuna en el puerto, pero nunca especificaba como amasó ese patrimonio.
Lydia lo sostiene
En medio del escándalo que tomó magnitudes internacionales –así como la solidaridad de varias ONG– y que la mantiene bajo un juicio judicial, Lydia Cacho sostiene lo que escribió.
Declaró al diario Reforma: Succar pasó de tener una tienda de jugos en un supermercado de Acapulco a ser un prominente empresario de Cancún. En aquel destino turístico tiene un hotel de varias villas, tiendas en el aeropuerto, y creó la empresa Kanan Banana, que maquila ropa turística.
“Se fue de Acapulco porque ahí se empezó a saber que le gustaban las niñas pequeñas, se mete en algunos problemas económicos, y se va a Cancún, y ahí empieza a sentar sus reales”.
Cacho dijo a Reforma que en sus declaraciones, las niñas supuestamente abusadas por Succar, mencionaron a amigos del empresario, entre quienes figuran Kamel Nacif, El rey de la mezclilla quien hoy la tiene demandada y que ha declarado que “esa llorona no se va salvar”.

1 comentario:

Leo dijo...

Muy bueno el articulo