De la masacre de Aguas Blancas a la matanza en la sierra de Atoyac: Guerrero, zozobra e intolerancia


©David Espino

De crimen en crimen, entre el azoro y la incertidumbre, la comunidad guerrerense ha vivido en un constante estado de alarma y sobresalto desde hace más de 11 meses. Lo mismo han sido asesinados brillantes profesionistas que líderes partidistas, ladronzuelos comunes, decenas (juntas) de campesinos, agentes policíacos, familias completas, indígenas activistas y demás miembros de la población.
Entre los asesinatos que más indignaron a los guerrerenses y a la sociedad mexicana en general sobresalen la matanza de 17 campesinos en el vado de Aguas Blancas, municipio de Coyuca de Benítez; el crimen masivo de 12 personas, desde mujeres, ancianos y niños en un paraje cercano a Ajuchitlán del Progreso, en Tierra Caliente y el acribillamiento de nueve habitantes de la sierra de Atoyac de Alvarez, Costa Grande de Guerrero.
Empero, igualmente alteraron a la opinión pública los crímenes de Norberto Flores Baños, abogado de profesión y catedrático de la UAG, y el de la doctora Martha Morales Vázquez dirigente del PRD en Tecpan de Galeana.
Los escenarios fueron desde un solitario camino en alguna comunidad rural del estado, las carreteras federales de la entidad, hasta céntricas calles de la capital, Chilpancingo.

***

Desde asesinatos individuales, presumibles venganzas de narcos, presuntos crímenes políticos, emboscadas a cuerpos de seguridad del estado, y ejecuciones sumarias, han sido los variados estilos homicidas que se han vuelto ya cotidianidad en Guerrero, que se ha convertido en algo “normal” en nuestro estado, según las propias palabras del Secretario General de Gobierno Zótico García Pastrana...
El 28 de junio de 1995, 17 integrantes de la Organización Campesina de la Sierra del Sur (OCSS) fueron acribillados por policías del estado (motorizados) en el vado de Aguas Blancas, municipio de Coyuca de Benítez.
En Cutzamala, región de la Tierra Caliente, la violencia política dejó cinco muertos, los últimos son Celestino Hernández Gutiérrez (5 de mayo de 1995) y Eustirgio Baza Antúnez (27 de junio del mismo año).
El 28 de junio, un día después, fue asesinado Alfredo Morales Vázquez, en La Soledad municipio de Xochistlahuaca.
Una semana enseguida, el 5 de julio, prácticamente toda una familia fue ejecutada en un camino vecinal de Ajuchitlán del Progreso, en Tierra Caliente; fueron 12 para ser precisos: Rafael Salgado de 34 años; su esposa, Sandra García Jiménez de 22; su suegra, Escolástica Jiménez Reyes de 40; su hijo Rafael Salgado García de sólo dos; Andrés Quintero Bernal de 24; los hermanos Quintero Pineda, Santos de 25, Javier de 12, Cándido con 24, Sergio de 40 y Luis con 15, y Carmina “N” de 22 años de edad.
Dos días después, el 7 de julio, cinco policías motorizados murieron a tiros tras de ser emboscados por unos 30 hombres armados con AK-47 y R-15, en un paraje conocido como Ojos de Agua del municipio de Cualac en la región de la Montaña.
El 13 de julio Pablo Salas fue asesinado a balazos en la comunidad de La Laja municipio de Coyuca de Benítez.
El 14 de julio fue asesinado el campesino Cristino Bibiano Nava, en San Marcos región de la Costa Chica.
El 15 del mismo mes José Reyes Montaño, fue asesinado a golpes en una Camino cerca de Marquelia, también en la Costa Chica.
Dos semanas después de la matanza de Aguas Blancas, el 15 de julio fueron acribillados dos integrantes más de la OCSS: los campesinos Ismael Mena Alvarez y Eugenio Aguirre Bahena.
Semanas después fue muerto a balazos el priísta Juan Rodríguez Nieves, en la ciudad de Coyuca de Benítez.
El 27 de julio, en El Melote, sierra de Atoyac son asesinados Gerardo Martínez Simbras y Victor Simbras Figueroa.
El 4 de septiembre, son baleados el comandante de la policía comunal Adalid Araujo Ávila y el policía Calixto Simbra Torres, en las inmediaciones del poblado de San Vicente de Benítez, sierra de Atoyac de Alvarez.
El 9 de septiembre en el poblado de El Coco, región de la Tierra Caliente y gobernado por el PRD, policías municipales dieron muerte a Alberto y Bernandino Orduño.
El 10 de septiembre fue acribillado Cayetano Aquino, integrante del Comité de Defensa del Ejido de Lomas de Chapultepec.
En Tlacoachistlahuaca, la violencia contra los campesinos mixtecos y amuzgos que tomaron el palacio municipal en demanda de elecciones democráticas cobró más de siete víctimas, la mayoría de ellas en el penúltimo trimestre de 1995; de los casos más recientes está el crimen de Francisco Albino Tello, ultimado en la comunidad de Barrio Nuevo San José el 13 de septiembre.
También en esa entidad son los perredistas Juan Téllez García, asesinado el 17 de agosto, y los jóvenes Perfecto González y Alejandro Tenorio Perfecto muertos el 10 de junio.
El 23 de septiembre a las 10:30 de la mañana una nueva matanza colectiva tiñó de rojo a Guerrero, esta vez fuero cuatro policías del estado y tres municipales los que fueron abatidos a balazos en una emboscada que les tendieron una docena de hombres armados con AK-47 y AR-15 en el camino de terracería que conduce al poblado de La Comunidad, en el municipio calentano de Ajuchitlán del Progreso; los nombres de los policías muertos son Cayetano Hidalgo Chino, Félix Giles Salazar, Feliciano Rodríguez Lozano, Alfredo Adame Emignio, Armando Vargas Olea, Juan Araujo Díaz y Erasto Mondragón Flores.
El 24 de septiembre el campesino Gregorio Alarcón, militante del PRD, fue asesinado a balazos en Chichihualco.
E125 de septiembre fue ultimado el pescador perredista Mauro Morales Maganda, en la comunidad de Los Tamarindos, municipio de Florencio Villareal, por policías judiciales adscriptos a la comandancia de Cruz Grande.
La madrugada del 26 de septiembre, tres jóvenes campesinos fueron ejecutados de un balazo en la frente, en la laguna de El Jovero de la comunidad de San Luis la Loma municipio de Tecpan de Galeana.
El 26 de septiembre, a plena luz del sol, cuatro campesinos fueron acribillados por hombres “uniformados de militar y enmochilados”, según informes del comisario; dichos sucesos tuvieron lugar en el poblado de La Cebada, municipio de Atoyac.
Por si fuera poca la sangre regada en el estado, nuevamente el 10 de octubre cuatro personas murieron en un supuesto enfrentamiento con armas de fuegos entre dos familias en el panteón de la comunidad de San Pablo Sur, municipio de Ajuchitlán del Progreso, en esta tercera matanza de dicha población las victimas fueron Bulfrano Cruz Rayo de 28 años de edad; Bonifacio Cruz de 26, Margarito Duarte de 37 y Rafael Chávez de 32.
Ese mismo día el militante perredista Félix Mondragón Duarte fue asesinado en la comunidad de Arantinchinaque municipio de Zirándaro, en la región de Tierra Caliente por un grupo de sujetos armados con AK-47.
El 14 de octubre Martha Morales Vázquez y Baldomero Galeno Lagunas líderes perredistas en el municipio de Tecpan de Galeana fueron baleados a mansalva en el poblado de San Luis la Loma a manos de dos jóvenes desconocidos. A los 22 días de perpetrado el hecho, el día 6 de noviembre, muere Morales Vázquez en el puerto de Acapulco a causa de la bala expansiva calibre 9 milímetros que le penetró en la región cervical.
El martes 21 de noviembre el activista político Onorio Santos Giles sufrió un atentado en el poblado de Coyuca de Benítez a manos de tres agentes judiciales del estado.
El viernes 1 de Enero de 1996 fue asesinado el campesino Gildardo Dorantes Muñoz, activista de la Organización Campesina de la Sierra del Sur (OCSS), por el comisario priísta de Mexcaltepec, municipio de Atoyac, Alberto Rangel Martínez.
El lunes 8 de enero ocurre la primer matanza de 1996. Son asesinadas a tiros seis personas en un taller mecánico en el poblado de Buena Vista de la Salud, municipio de Chilpancingo. Los muertos, —que según la PJE fueron víctimas de una venganza entre narcotraficantes—, fueron Mario Bernardino Guerrero, de 30 años; Javier Valdivia Beltrán, de 35; Fidel Bernabé Guerrero, de 42; Felipe Peralta Vicente, de 23; José Luis Vega Tolentino, de 40 y Jesús Barrientos García, de 22 años.
Una nueva matanza —la octava desde el 28 de junio en Aguas Blancas—, volvió teñir de color púrpura el ámbito sociopolítico de la entidad: el 18 de febrero de 1996, nueve habitantes de la sierra de Atoyac —entre ganaderos y cafeticultores— fueron acribillados presuntamente por agentes de la Policía Judicial del estado.
Alrededor de las 11 de la mañana, en La Florida, cerca de la carretera que va de Atoyac al El Paraíso, fueron ejecutados en una emboscada Agapito Rojas Hernández, de 25 años de edad; Genaro Martínez Sánchez, también de 25 y Miguel Rojas Cortés de 18 años.
En la noche de ese mismo día, familiares de los difuntos decidieron trasladarse a la ciudad de Acapulco para corroborar sospechas fundadas en la participación de judiciales en el homicidio. De esta forma José Rojas Hernández, de 32 años; Isaías Rojas Osorio, de 26; Mauro Altamirano Osorio, de 22; Benigno Figueroa Alquisira, de 43, y Héctor Aguilar Negrete, de 3l años, fueron interceptados cerca de las 12 de la noche, en la carretera Acapulco-Zihuatanejo, en un lugar llamado El Roble, entre las poblaciones de El Papayo y El Zapote, municipio de Coyuca de Benítez, por presuntos agentes judiciales, quienes sin más miramientos los acribillaron en el mencionado sitio.
Cuatro de los cinco muertos fueron arrastrados hacia afuera de la camioneta Nissan en la que viajaban y además de las múltiples heridas de ojiva en el cuerpo, presentaban tiros de gracia.
La víctima número nueve es Marco Antonio Fierro Camacho, de 27 años. El 18 de febrero estuvo acompañando a los familiares de los tres primeros muertos a investigar la participación de policías judiciales en los acontecimientos, y se disponía también a dirigirse a Acapulco para solicitar informes de un judicial que resultó herido.
El cadáver de Antonio Fierro Camacho fue encontrado la madrugada del 19 de febrero con seis balazos en la espalda calibre .380, cerca del panteón de Atoyac, por la entrada de la carretera que conduce al poblado de El Paraíso.
Publicado en la revista Divergencia, el 10 de marzo de 1996.
©2003Todos los derechos reservados

No hay comentarios.: