Breve radiografía de un narcocancionero... y un bonus track

|David Espino|

Track Uno [Sanguinarios del M-1]
Con Cuerno de Chivo y bazuca en la nuca / volado cabezas a quien se atraviesa / somos sanguinarios, locos bien ondeados nos gusta matar. / Pa’dar levantones somos los mejores / siempre en caravana toda mi plebada / bien empecherados blindados y listos para ejecutar.
Con una llamada privada se activa / los altos niveles de los aceleres / de torturaciones, balas y explosiones para controlar. / La gente se asusta y nunca se pregunta / si ven los comandos cuando van pasando / todos enfierrados, bien encapuchados y bien camuflash.
Sin mitos. Con motes. Los narcocorridos son la representación de la realidad por la que en estos momentos atraviesa México. Innegable como inocultable. Una cultura subterránea que parece no podrá pararse a pesar de los intentos por prohibirlos en algunos estados como Sinaloa –donde ya se reformó la ley de expendio de alcohol– y Guerrero, con un exhorto que más bien parece una ocurrencia del diputado que lo llevó a la tribuna del Congreso local, el perredista Celestino Cesáreo Guzmán; y con la propuesta de los diputados panistas en la Cámara de Diputados para darle hasta cuatro años de cárcel a quienes canten o escriban estas canciones.
Apologéticos es la etiqueta que le ponen sus críticos. Apología de la violencia e incitación a cometer un delito. La acusación es propia de la criminalización de la lucha social. Con sus abismales diferencias, se escucha como una averiguación previa de los gobiernos del PRI de los 70, 80 y 90 –y los del PRD y del PAN de la primera década del 2000– cuando encerraron a simpatizantes de grupos guerrilleros, a los campesinos de Atenco, a los alumnos de las normales rurales o a los profesores de la CETEG.

Los narcocorridos son en México lo que el Rap en Estados Unidos. Con las proporciones guardadas, se trata de expresiones de culturas que han tocado fondo o en decadencia. Expresiones de lo que pasa en la calle. En los barrios. En los suburbios. Expresiones políticamente incorrectas. Irreverentes. Blasfemias en medio de las buenas costumbres que no le gusta al status quo y a quienes, cómodos, están sentados sobre de él. Es su mingitorio. Políticos que gastan sus abultadas dietas en los mejores tabledance o que tienen de a dos o tres mujeres e hijos con todas, pero que se espantan por letras como esta:
Track Dos [Se aceleró la plebada]
Se aceleró la plebada / voy a echarme un pericazo / y un cervecita helada / ya saben que no me rajo / que no se agüite mi raza / que la cosa va pa’largo. / Cerveza, vino y perico / que no falte aquí en la fiesta / y que nos traiga la banda / hasta que nos amanezca. / Puro pa’delante plebes / que suenen las metralletas. / Andamos acelerados, / todos andamos al tiro / traigo la garganta seca / sirvan botellas de vino / que se traigan a las morras / que suenen Cuernos de Chivo. La cantan Los Titanes de Durango y junto con la letra del track uno –Los Sanguinarios del M-1El enamorado es parte del Movimiento alterado.
El Movimiento alterado es una corriente musical del género norteño cuyos grupos graban con sellos disqueros como Universal Music. Su repertorio lo componen corridos duros, reales, apologéticos, acaso, pero que son una aproximación –la única– cuasi exacta de la vida que tienen los narcotraficantes en México. De cómo operan, de cómo piensan. Su idiosincracia en evidencia al ritmo del acordeón, la tuba y el tololoche. Son corridos transgresores que espantan y hacen santiguar al que más se presenta como librepensador del PRD. Como si fuera panista. Corridos que siempre han estado ahí. Quién no recuerda la setentera Contrabando y traición, o la ochentera Banda de carro rojo, o la noventera Pacas de a kilo, de los legendarios Tigres del Norte.
Track Tres [Pacas de a kilo]
Me gusta andar por la sierra, / me crié entre matorrales / ahí aprendí a hacer las cuentas / nomás contando costales / me gusta burlar las redes / que tienden los federales. / Muy pegadito a la sierra / tengo un rancho ganadero / ganado sin garrapatas / que llevo al extranjero. / Qué chulas se ven mis vacas / con colitas de borrego. [...]
Los pinos me dan la sombra / mi rancho pacas de a kilo / soy mediano de estatura / amigo de los amigos / perdonen que no acostumbro decirles mis apellidos.
Cuántos no se habrán persignado con estos corridos en su momento. Hasta Carlos Salinas de Gortari. De seguro.

Track Cuatro [A la moda]
A la moda y buenos carros / y mis plebes bien armados / bien vestidos y de trajes / y por dentro empecherados / lentes Prada y sus rosarios / brillantes por todos lados. / Así se navega el jefe / a la moda trabajando / ya lo conoce la gente / y también a los muchachos / lanza granada y bazuca / de volada arremangamos.
El Movimiento alterado generó cerca de 10 millones de dólares el año pasado en el país, entre conciertos, venta de discos online y en físico. ¿Quién en su sano juicio prohibirá una industria cuyos fondos no podrían ser captados por otra vía? ¿A cuántos empleará? O más bien: ¿Cuántos quedarían sin empleo si en verdad fueran proscritos? ¿Si persiguieran a quienes los escriben, a quienes los cantan y a quienes los graban? ¿Se lo permitirá el Presidente del empleo?
Los narcocorridos son como las drogas, las consumen quienes quieren y quienes pueden. Los narcocorridos los oyen quienes tienen gusto por la música norteña. No más, no menos.
Cómo pararlos. Tan sólo en el buscador de Google teclear la palabra narcocorridos genera 624 mil respuestas. Sitios y páginas web que de un modo o de otro hablan del tema. En la página de videos YouTube la misma palabra genera 9 mil 470 resultados; es decir, 9 mil 470 videos de narcocorridos. ¿Cómo pararlos? Si hasta el mismo popular sitio tiene un canal especial: http://www.youtube.com/user/narcocorridosmexx. Cómo si sólo el corrido El Enamorado ha sido visto 6 millones 81 mil 616 veces. Y una canción como Mentalidad enferma se ha visto un millón 865 mil 614 veces. Esta es:
Track Cinco [Mentalidad enferma]
Me dicen maniaco enfermo / enfermo estoy de la mente / no me anden haciendo panchos / que los destrozo en caliente / mi Cuerno me mira y tiembla / reacciona inmediatamente. / Yo me considero loco / de mentalidad violenta / enfermedad de mis venas / hacen mi mente dar vueltas / me activo voy a remango / y amanece gente muerta.

Dice El Komander, autor de letras como Nomás por ser sinaloense o el Abogado del diablo en una entrevista concedida a Milenio Televisión: “Se nos sataniza. Los corridos siempre han existido desde la época de la Revolución. Siempre se han mentado las armas, el vino, las carrilleras. Ahora nos atacan por el problema de la inseguridad en el país, pero a los músicos no nos corresponde cambiar lo que está pasando. Esto es música, como el hip hop. Si canto o no canto corridos, lo que pasa va a seguir pasando”.
Track Seis [Nomás por ser sinaloense]
Nomás por ser sinaloense / tengo que andarme cuidando / porque mi aspecto no es bueno / porque ando en carros del año / porque mis palabras pesan / dicen que soy malhablado. / Porque supe hacer billetes / a muchos he incomodado / porque me sigue la suerte / por donde quiera que yo ando / también me siguen las damas / soy un hombre afortunado.
Track Siete [El abogado del diablo]
Me apodan ejecutor / soy el que cobra las cuentas / soy el que levanta lacras / el que cabezas revienta. / Con un comando de muerte / aseguramos la empresa. / El abogado del diablo / verdugo de traicioneros / bajadores y madrinas que le sirven al gobierno / tomé un curso en la sierra y me gradué con un Cuerno.

Y aunque los autores de narcocorridos quizás no sepan de semántica o semiótica, ni falta que les hace. Cada palabra que usan, cada término es tan preciso como las historias que relatan. Son la crónica cantada del México contemporáneo que el duopolio de los medios quieren ahora acallar con la campaña México Suena. Símbolos –Cuerno de Chivo, hummer, plaza, levantón, Prada, sangre– desgranados en versos. Sacados del caló de la gente de a pie del bajío y del Norte del país, sobre todo de Sinaloa, Durango y Tamaulipas. Venden millones de discos. Han logrado hacer famosos a narcos y sicarios y ser como una ampolla para el gobierno derechista de Felipe Calderón.
Track Ocho [División MP]
Reglamentos, torturas y ataques / como tanques de guerra adelante / marcando más territorio / como un buen general de combate / la división Macho prieto / pa’todos asigna y reparte. / Toda la gente animando / varias plazas bautizando / no me tiendo el alma si me la hacen / nos encanta ver ver brotar sangre / aquí llevó la bandera / con mi vida defiendo lo saben.

Track Nueve [En preparación]
Mató a muy temprana edad / por eso vivió traumado / luego superó su trauma / le entró duro a los trancazos. / Ahora nadie lo detiene / dicen que la lleva ondeado / el señor se la navega / con su Cuerno por un lado. / Si no sirves pa’matar, / sirves para que te maten / yo les salgo por delante / antes de que ellos me ataquen. / Con mi pechera y mi Cuerno / soy bueno para el combate / encapuchado y de negro / y mis botas militares.
Los narcocorridos constituyen no un flagrante delito. No al menos hasta que no se legisle en la materia. Constituyen sí, una flagrante mofa al sistema, de la guerra fallida de Calderón contra el narco. Es apología, en efecto, pero del triunfo de la que los narcotraficantes consideran una guerra ganada. Por eso duele. Por eso la prohibición. Pero eso, aquí y en la China comunista, se le llama censura.
[Créditos: Sanguinarios del M-1: Los Buknas de Culiacán. El enamorado: Los titanes de Durango. A la moda: Colmillo norteño. Contrabando y traición, La Banda de carro rojo y Pacas de a kilo: Los Tigres del Norte. Mentalidad enferma: Los Buitres de Culiacán. Nomás por ser sinaloense y El abogado del diablo: El Komander. En preparación: Banda MS. División MP: Larry Hernández]

Bonus Track [Simón Blanco]
Voy a cantar un corrido / sin agravio y sin disgusto / lo que sucedió en Tres Palos / municipio de Acapulco; / mataron a Simón Blanco, / más grande fue su resulto.
(...)
Y mataron a Simón Blanco / que era un gallito de traba / era un gallito muy fino / que el gobierno respetaba; / él con 30 en la mano / Simón Blanco se llamaba.
El corrido fue interpretado por muchos. Antonio Aguilar, Pepe Aguilar, Chavela Vargas. Nunca recibió un mote. Nunca un señalamiento de impropio. Vargas la ha cantado con su estilo hombruno en España y en Francia y casi en toda Latinoamérica. Ha sido ovacionada en Bellas Artes por un corrido que hace referencia a un forajido, a un matón de mediados del siglo pasado. Un cacique, con toda seguridad, como los que abundaron en la Costa Grande de Guerrero y en todo México en esos años. Un hombre cuya única ley era su pistola 30 en la mano.
[Crédito para la última y nos vamos: Simón Blanco; la interpreta magistralmente Chavela Vargas] ®

*Una primera versión de esta reseña se publicó también en Replicante

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